El miedo es una emoción que ayuda al animal a protegerse de las amenazas para su supervivencia. Sino tuviéramos miedo, nos tiraríamos por un precipicio o cruzaríamos la calle sin mirar.
El miedo es una respuesta involuntaria que activa una serie de respuestas fisiológicas (p.ej. taquicardia, piloerección) y conductuales (p.ej. agacharse, vocalizar).
El animal realiza conductas para escapar o evitar el estímulo peligroso: huir, inmovilizarse, defenderse y/o buscar contacto con una figura que actúa de base segura (en el caso de los perros puede ser su propietario).
Si nuestro perro tiene miedo y acude a nosotros, nuestra presencia y caricias solo podría disminuir el miedo, nunca aumentarlo, ya que le estamos dando seguridad.
Para que el miedo aumente, solo el estímulo aversivo que le provoca esta emoción, debería aumentar su intensidad.
Por ejemplo, en el caso de que nuestro perro tenga miedo a otros perros, si cada vez que le viene un perro lo cogemos en brazos, no estaremos aumentando su miedo, solo estaremos reforzando la conducta de que nos venga a buscar para calmar su miedo.
En cambio, si le viene un perro, no lo cogemos, y el otro perro acaba mordiéndolo o siendo muy pesado con él, el miedo que muestra hacia los perros aumentará, ya que el estímulo aversivo (los perros) ha aumentado su intensidad.
Para que el miedo aumente, el estímulo aversivo debería aumentar su intensidad.